«No recuerdo mucho de mi primer día en Stienen. La entrevista de trabajo fue la tarde anterior. Michel Stienen aún no había llegado, pero tras una breve espera, entró. Me enseñó con orgullo la nueva máquina automática de decapado y grabado. Aún no funcionaba del todo bien, pero él estaba convencido de que pronto lo haría.
Michel me preguntó qué formación tenía y si podía empezar al día siguiente. Y así fue. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, Jan Beerens me dio la bienvenida y me asignó el banco de trabajo delantero del taller, con algunas herramientas.
Entonces empecé a instalar placas de circuitos. Empecé como trabajador de producción. Después, empecé a hacer reparaciones y mantenimiento. Poco a poco, se añadió la asistencia telefónica a mis funciones. Al principio, tenía que ir andando del taller a la oficina. Cuando la carga de trabajo aumentó, Michel y Corrie me dieron un viejo teléfono inalámbrico para usar en casa, ya sabes, de esos con antena retráctil, como el B100 de Bassie y Adriaan.
Luego me encargué de la producción y he estado trabajando como coordinador de servicio durante los últimos 20 años. Este año, di un paso atrás y algunas de mis tareas han sido asumidas por Guus Gommans.
El mayor cambio en los últimos 40 años ha sido las oportunidades que surgieron después de que nos trasladáramos a nuestras nuevas (y actuales) instalaciones en 2005. Ya no había falta de espacio y todo se pudo rediseñar para adaptarse a los deseos de todos. Un año más tarde, nos expandimos. Y eso no fue todo: nos expandimos, renovamos y rediseñamos de nuevo. Ahora nuestras instalaciones se nos han vuelto a quedar pequeñas y estamos preparando la próxima ampliación.
Siempre digo que podría escribir un libro sobre mis años en Stienen. Hay muchos momentos de los que me siento orgulloso. Mencionaré algunos: por aquel entonces, en Hulsenweg, cuando me preguntaron si quería encargarme de la programación de las Litescans (máquinas de montaje). Una nueva técnica que permitía imprimir más rápido y «sin errores». También me sentí orgulloso del vídeo corporativo que Michel y yo hicimos para el 12,5 aniversario de Stienen BE. Estoy orgulloso de todo lo que he podido hacer en Stienen y de lo que me ha llevado a donde estoy hoy. Especialmente de los muchos problemas y averías que he resuelto para los clientes, y de los viajes que he podido hacer.
Momentos divertidos: una ruidosa fiesta del personal en Schinnen en la que bailamos sobre las mesas y los platos se rompieron bajo nuestros pies. Y los momentos que Jan Beerens y yo pasamos en las fiestas del personal, de vuelta en el autobús, con el conductor al micrófono: no era nada, pero nos lo pasamos de maravilla.
Una vez recibí una llamada telefónica de un cliente final alemán. Le había caído un rayo y su instalador estaba de vacaciones. Su PCS-9000 ya no funcionaba y me preguntó qué podía hacer.
«Bueno, primero compruebe los fusibles».«Aber die sehe ich keine».«Sí, están en soportes negros de aproximadamente 1 cm de diámetro y 3 cm de altura. Presione la parte superior del soporte y luego gírelo un cuarto de vuelta».«Ich kann drücken, drehen und ziehen, so viel ich will, aber nichts passiert. Ah, da tut sich etwas».«¿Qué pone en él?», le pregunté.Me respondió: «Zwei zwei null null».Entonces no pude evitar reírme. «¿Qué pasa?», preguntó Theo, que estaba sentado a mi lado.«Bueno, el cliente ha sacado un condensador electrolítico de 2200 μF de la placa de circuitos en lugar de abrir el soporte del fusible».Le dije al cliente: «Ahora tiene un problema mayor».«¿Y ahora qué?». «Hay que soldarlo».«Und wie?» «Lo mejor es ir a una tienda de informática».
Un momento especial fue una visita de servicio a México, a la que mi esposa pudo acompañarme. Salimos unos días antes por nuestra cuenta para conocer un poco la cultura mexicana. Entre las dos visitas a clientes, tuvimos que pasar unos días en cuarentena, y el concesionario nos llevó al centro de la ciudad y a las fiestas mariachis por la noche.
Un momento inolvidable que siempre recordaré fue la visita a Arabia Saudí. Fue todo lo contrario a la estancia en México: estaba más cerca de llorar que de reír.
También inolvidable: la primera semana que estuve de guardia. El viernes por la noche, sonó el buscapersonas: un rayo había caído sobre la propiedad de un cliente en Oss. Como era mi primera vez, Jan Beerens se ofreció a acompañarme. Cuando llegamos, resultó que los controladores de dos graneros estaban defectuosos. Pasamos toda la noche sustituyendo todos los semiconductores. A las 4 de la madrugada, el granjero nos trajo unas frikandellen. Se lo agradecimos mucho. Cuando llegué a casa a las 8:30 de la mañana siguiente, mi mujer ya se había ido a trabajar y resultó que no llevaba las llaves. Afortunadamente, pude abrir la puerta principal a través del buzón con la ayuda de una percha de los vecinos.
Una valiosa lección que he aprendido en mi carrera es: Comparte tus conocimientos y experiencias con los demás. No te lo guardes todo para ti. Cuando tu trabajo o departamento crezca y se expanda, llegará un momento en el que ya no podrás hacerlo todo por ti mismo. Asegúrate de documentar los procedimientos y conocimientos para poder transferirlos si es necesario.»
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